El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó el lunes que las armas de fuego están convirtiendo los barrios estadounidenses en “campos de exterminio” y se comprometió a restablecer la prohibición de los fusiles de asalto.
En una ceremonia en la Casa Blanca con motivo de la nueva ley de control de armas que promulgó el 25 de junio, Biden dijo que esa norma implicaba el primer progreso significativo en 30 años, pero que no iba lo suficientemente lejos.
“En los últimos años, nuestras escuelas, lugares de culto, centros de trabajo, tiendas, festivales de música, discotecas y tantos otros sitios cotidianos se han convertido en campos de exterminio”, aseveró.
Citó los recientes tiroteos que dejaron 19 niños y dos profesores muertos en la escuela primaria de Uvalde (Texas), 10 muertos en un supermercado de Buffalo (Nueva York) y siete muertos en un desfile del 4 de julio en Highland Park (Illinois).
“Los barrios y las calles también se han convertido en campos de exterminio”, expresó el presidente y añadió que todos los días hay “asesinatos trágicos que no aparecen en los titulares”.
Biden se comprometió a restablecer la prohibición de los rifles de asalto que existió entre 1994 y 2004. Después de que se levantara esa restricción, se vendieron millones de estas armas de guerra semiautomáticas de alta potencia en todo el país, utilizadas repetidamente en tiroteos.
“Estoy decidido a volver prohibir estas armas… No voy a parar hasta que lo hagamos“, afirmó.
El mandatario también pidió una legislación que obligue a los propietarios de armas a guardarlas de forma segura en sus casas. Aseguró que él mismo lo hizo con las escopetas que posee: dos suyas y dos de su difunto hijo.
Biden dijo que apoya el derecho constitucional a portar armas, pero también señaló que éstas se han convertido en la principal causa de muerte de niños en todo el país.