PULSO
Eduardo Meraz
Al más puro estilo del crimen organizado, con la instrucción precisa desde Palacio Nacional, el cuatroteísmo ha decidido «calentar la plaza» de las elecciones federales de 2024, a través de un inacabado plan C.
De hecho, la opción C -de camorrista- es la aceptación tácita de la debilidad del ejecutivo federal para llevar a cabo su proyecto transformador; fragilidad que trata de ocultar con su estridencia verborreica de cada mañana.
Ante los nulos o magros resultados de la estrategia seguida hasta la fecha, ha decidido «echar mano a sus fierros como queriendo pelear» para ver si, finalmente, alcanza su máximo anhelo de encarnar a la nación, al pueblo y a los tres poderes de la unión.
Por eso quiere «calentar la plaza», todo el país, lanzando a sus huestes legislativas, partidistas y a su voto duro en contra de todos aquellos organismos, órganos y poderes autónomos e independientes, como son el INE, el INAI y la Suprema Corte de Justicia de la Nación, entre otros.
Si no le alcanza, por lo menos quiere garantizarse la impunidad para él y para todos sus amigos y familiares por los elevados y numerosos actos de corrupción cometidos.
Durante la primera mitad de su mandato, el presidente sin nombre y sin palabra tuvo la mayoría necesaria en el Congreso para hacer los cambios requeridos y no se atrevió, o no se lo permitieron los poderes fácticos que contribuyeron a su encumbramiento.
Al fracasar su proyecto original, tanto por condicionantes externas como por sus yerros internos, ha tratado de encontrar derroteros luego de los descalabros en las elecciones de 2021, y la consulta de revocación de mandato, que se tradujo en la pérdida de dos terceras partes de votos entre 2018 y 2022.
Procesos donde se demostró, pese a sus otros datos, la inviabilidad automática entre extensión de los programas sociales y mayor respaldo ciudadano, en particular si nos quieren llevar por un aventurerismo político sin pies ni cabeza, como los que pretende llevar a cabo al final del sexenio.
Antes y ahora queda constancia fehaciente que los mexicanos somos mayormente conservadores y rechazamos la incertidumbre derivada de las ocurrencias y los caprichos presidenciales.
La estrategia de «calentar la plaza» electoral, plagiada a la delincuencia organizada, habla de la miopía del cuatroteísmo, pues las condiciones económicas, políticas y sociales para 2024, sumadas al desvanecimiento del poder presidencial le serían adversas.
A los mexicanos nos queda defender, con la ley en la mano, tales pretensiones autoritarias y defender derechos y libertades, así como a las instituciones garantes de los mismos, sin caer en el señuelo cuatroteísta.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Para regocijo del habitante temporal de Palacio Nacional, la Asociación Internacional de Mujeres Juezas otorgó a la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Norma Lucía Piña Hernández, el premio Derechos Humanos 2023.
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