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GOBIERNO DE CALIDAD/ Víctimas ocultas

Por Jorge Manrique, Rector del Colegio Jurista y director general de Gobierno de Calidad, consultoría de Políticas Públicas

¿Quiénes son las víctimas de determinados delitos? Dos características básicas, su sexo y edad, no aparecen en la actual metodología para medir la incidencia delictiva.

Así, de 2015 a la fecha, no se identificó el sexo de la víctima en el 18.8% de los casos de lesiones culposas, tampoco en el 18.2% de las investigaciones por corrupción de menores y en 16.3% de las lesiones dolosas. Además, no se registró si la víctima era mayor o menor de edad en el 44.7% de los casos de lesiones culposas, el 29.0% de lesiones dolosas y el 26.9% de corrupción de menores.

El no contar con información sobre las víctimas significa que las autoridades difícilmente podrán investigar los delitos y esclarecer los hechos. No se trata de una omisión menor, es de suma relevancia para responder a las demandas de seguridad de la ciudadanía.

En 1997 el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) comenzó a publicar mensualmente las estadísticas de incidencia delictiva. Las cifras reportadas se generan mediante las carpetas de investigación iniciadas por las fiscalías y procuradurías estatales cada mes.

Tales cifras dan cuenta del número de carpetas de investigación a nivel estatal y municipal. Pero no incluye sexo ni edad de las víctimas. Ahora, la base de datos de víctimas no incluye todos los delitos, pero sí las distinciones de sexo y edad.

Con la introducción de la base de datos de víctimas se logró una mejora importante en la metodología para reportar la incidencia delictiva: se incluyen características de las víctimas (edad y sexo), la modalidad del delito (con y sin violencia) y tipo de arma utilizada (de fuego, blanca u otra). No obstante, esta desagregación de las carpetas a nivel de víctimas no se hizo para toda la base de datos. La desagregación se realizó únicamente a partir de 2015.

De acuerdo con el Registro, Clasificación y Reporte de los Delitos y las Víctimas, las fiscalías y procuradurías estatales deben recopilar información sobre las víctimas de los siguientes delitos: homicidio (doloso y culposo), secuestro, extorsión, lesiones; feminicidio; tráfico de menores; rapto; corrupción de menores, y trata de personas. Esta información tiene que estar desagregada por sexo y dos grupos de edad: menores y mayores de 18 años. Esto no se cumple con consistencia

En la base de datos del SESNSP, en cada delito hay un número importante de víctimas cuyo sexo no está identificado. Se entiende que en un país donde las fosas clandestinas y otros delitos atroces son frecuentes, las autoridades no logren identificar el sexo de las víctimas en todos los casos de manera expedita. Sin embargo, en delitos como lesiones, corrupción de menores o trata de personas, entre otros, las autoridades desconocen o no consignan el sexo de tantas víctimas.

La omisión del sexo de la víctima no es igual para todos los delitos. Al calcular el porcentaje de víctimas para las cuales no se determinó el sexo, entre 2015 y 2020 las mayores omisiones ocurren en los reportes de lesiones culposas (18.8%), corrupción de menores (18.2%), lesiones dolosas (16.3%), trata de personas (14.5%) y tráfico de menores (13.2%).

Aunque la SESNSP introdujo otro elemento clave, la edad, esta ‘innovación’ es muy limitada al no incluir la edad exacta de la víctima y usar rangos de edad muy amplios: mayor o menor de edad.

Al revisar qué porcentaje de víctimas reportadas en la base de datos no contiene información sobre la edad, encontramos que los delitos que omiten la edad con mayor frecuencia son los de lesiones culposas (44.7%), lesiones dolosas (29.0%), corrupción de menores (26.9%), tráfico de menores (25.5%) y homicidios culposos (24.5%).

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