River Altamirano
La tortura sigue siendo hoy en día un mecanismo que utilizan diferentes grupos armados cuando por la fuerza requieren obtener información , y así los medios digitales se convierten en la forma de transmitir imágenes , audios que muestran los limites de la degradación humana.
En 1979 se publica Pedro y El Capitán, obra que muestra un interrogatorio entre un torturador y un torturado o bien un verdugo y su víctima .
Al ingresar al espacio nos encontramos ante una escenografía donde lo esencial no puede faltar una silla, una mesa, el agua y la iluminación ya que estamos en una sala de tortura, un lugar preparado para obtener información , después de la tercera llamada observamos que ingresa El Capitán, quien debe ser un actor con talento para llevar un monólogo donde el peso recae en la primer parte en el y en esta ocasión lo lleva un actor de solida carrera en la actuación llamado Manuel Enrique Cerros, el personaje permanece expectante y deambula en el lugar preparando y observando todo antes de dar la orden para que se escuche como alguien es aventado y cae, su nombre Pedro cuyo trabajo recae en un joven talento histriónico que es la contraparte en este juego de roles llamado Ángel Altamira.
El Capitán habla de la forma como se llevara a cabo el interrogatorio estableciendo momentos de tensión, burla y enfatizando sobre «los muchachos eléctricos » cuyo objetivo es el de obtener la información empleando métodos para cumplir el fin, Pedro esta en la silla y solo escucha, ya que la capucha que cubre el rostro revelará conforme pase la obra a un hombre que muestra golpes en su rostro, sangre y una fuerza inquebrantable, quien llegado el momento hablara de su situación y soportara la tortura mostrándose cada vez mas golpeado pero firme en sus convicciones y leal ante su célula .
La obra es un gran ejercicio físico , de matices y sobre todo actuación ya que pide de sus interpretes el equilibrio correcto de emociones que lleven al espectador ante la psicología de cada uno de los personajes con resultados donde el verdugo sera la víctima y la víctima el verdugo, llevando al máximo el desempeño físico que ira en crecimiento a medida que este interrogatorio nos lleve a descubrir secretos ya que como menciona Pedro deben hacer mejor las capuchas.
La obra muestra un trabajo de dirección donde el espacio y la utileria son aprovechados, nada existe sin que sea utilizado y con la actuación de dos grandes talentos Arian del Valle consigue esa atmósfera que asfixia y denota una adaptación hecha al texto original por parte de Brenda Álvarez .
Dramaturgia: Mario Benedetti
Dirección: Arian del Valle.
Elenco: Manuel Enrque Cerros, Pedro Ángel Altamira
Producción: Brenda Álvarez.