PULSO
Eduardo Meraz
Si algo caracteriza a plenitud al cuatroteísmo es, sin duda, su proclividad nada atípica de actuar en la ilegalidad y de ser reincidentes en tales prácticas, sin importar los efectos en la vida de los mexicanos, protegidos por el manto presidencial de la impunidad.
Dos hechos recientes ilustran a la perfección como el mandatario totalmente Palacio Nacional ha salido en defensa de Yasmín Esquivel y Claudia Sheinbaum, en especial a la jefa de gobierno de la Ciudad de México, las cuales se han distinguido en los últimos días por torcer los hechos y, de esa forma, evadir ser sancionadas por sus actos fuera de la ley.
La UNAM acaba de desmentir a la aún ministra de la Suprema Corte, quien aseguraba y reafirmaba haber sido ella la plagiada y no la plagiaria de su tesis profesional. Para ello, poco le importó crear una truculenta historia, avalada en principio por la Fiscalía de Justicia de la CDMX, dejando de manifiesto su deshonestidad a toda prueba.
A pesar del juicio de las autoridades de la máxima casa de estudios, Esquivel Mossa persiste en mantenerse como ministra de la SCJN. Para ella, como si el plagio no fuese un delito, sino un “incidente” en su historia de vida, un acontecimiento “atípico” ajeno a su labor profesional.
Al amparo del apotegma cuatroteísta -acuñado por el presidente innombrable-: “no me vengan con el cuento de que la ley es la ley”, la chica de rojo y cola de caballo, ha desplegado una carrera espectacular en aras de conseguir ganar la nominación morenista a la primera magistratura del país.
Sheinbaum Pardo no plagia textos, pero sí se apropia de recursos y voluntades de particulares para deslindarse de la campaña publicitaria, a través de la cual busca el reconocimiento popular y la bendición presidencial para ser la sucesora del actual titular del ejecutivo sin palabra y sin nombre.
Ciertamente hoy es más conocida por la gente, pero no gracias a su buen gobierno, sino a la multiplicación de los “incidentes”, que en algunos casos han significado la pérdida de vidas, en su labor al frente de la administración de la capital del país.
El caso más sintomático, donde se registra mayor número de “reincidencias atípicas” es en el sistema de Transporte Colectivo, Metro, convertido en centro de irregularidades y corrupción, así como decisiones erróneas, convertido en un sistema ineficaz y de alto riesgo para los usuarios.
La opacidad en el manejo de los disminuidos recursos destinados al Metro desde hace varias administraciones, en especial durante la jefatura de Claudia Sheinbaum, se ha traducido en casi 4 mil “incidentes” que no solo generan retrasos y cierre de estaciones, sino la muerte de 29 personas, a cuyos deudos se regatea indemnizaciones y apoyos.
En contraste, desde Palacio Nacional se encubren los hechos y malas decisiones y se brinda, vía mañaneras o desplegados, respaldo incondicional a la jefa de gobierno, como si con ello el Metro -por arte de magia- recobrar el brillo, eficiencia y seguridad de sus primeros años.
La ilegalidad e impunidad típicas del cuatroteísmo proliferan en todos los ámbitos y niveles, y en muchos casos se vuelven reincidentes, como ocurre en Segalmex, Pemex, CFE, gobiernos estatales y municipales, por lo que un lavatorio de manos difícilmente las volverá atípicas.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
La reconciliación en la alianza opositora ¿será de larga duración? A mediados del segundo semestre del presente año se conocerá si la “relación abierta” entre tricolores, blanquiazules y amarillos encuentra o cuenta -intra e inter partidos- con los líderes capaces de lograrlo.
@Edumermo