Se fortalece en México un negocio que crea o entierra la reputación de empresas, partidos políticos o marcas dice Alejandro Mendoza, cazador de tendencias tecnológicas y CEO de Splash.
“Para ello las granjas de bots se valen no sólo de exageraciones, también de mentiras y ataques. Va más allá de la tecnología. Emplea criaturas cibernéticas, humanos con poder tecnológico, Big Data e Inteligencia artificial”, menciona el creador de la APP Guido.
Pero los operadores no son temibles, son trabajadores en condiciones precarias y sueldos bajos que ignoran la enorme maquinaria que operan, menciona Mendoza y asegura que en entornos de gran incertidumbre como pandemias o guerra, prolifera la violencia real y cibernética”, dice el experto en tecnología.
“Para crear las guerras digitales no se necesita de convicciones o ideales, sólo tener intereses económicos”, menciona Mendoza.
De 2019 a la fecha la demanda de bots aumentó 300% en México, dijo el creador de Guido. Estos bots son cuentas automatizadas que hacen tareas mecánicas, generalmente distribuir spam, correo electrónico no solicitado que se envía a un gran número de destinatarios con fines publicitarios o comerciales.
“Otra función es retuitear mensajes con determinadas palabras o repetir el mismo mensaje con distintas cuentas cuando aparecen ciertos hashtag o etiqueta con palabras claves”, refiere Mendoza.
Las guerras cibernéticas también emplean los perfiles falsos o cuentas con nombres inventados y fotos robadas, manejadas por personas reales. “La técnica de sockpuppeting, como se le llama, presenta gran demanda entre políticos y movimientos sociales. También es muy usual para justificar acciones reprobables como guerras o violencia”, menciona el directivo de Splash.
Aunque las guerras digitales se utilizan comúnmente en las campañas políticas, también comienzan a popularizarse en las marcas de la Iniciativa Privada. “La evolución natural de ambos es el ciborg o criatura cibernética compuesta de un perfil falso y semiautomatizado que contamina las redes y se cría en las granjas de trolls”, asegura el cazador de tendencias tecnológicas.
Las granjas de trolls, explica Mendoza, son una especie de call centers donde cientos de personas crean, manejan y monitorizan cientos de miles de cuentas cyborg. No son hackers, porque no hace falta. No necesitan ser programadores, solo manejarse en las redes y gestionar un enjambre de cyborgs en distintas misiones.
Pero a raíz de la pandemia de Covid-19 se impulsan ya herramientas como la Inteligencia Artificial y el Aprendizaje Acelerado para sustituir a los operadores que tenían condiciones de trabajo malas y sueldos muy reducidos, comenta Mendoza.
Los instrumentos de las guerras digitales se emplean para generar interés en torno a un nuevo producto, se buscan espacios de interés y producen cientos de comentarios positivos y los disemina rápidamente por medios, foros y tiendas online, comenta el directivo de Splash.
“Si el cliente quiere deshacerse de la competencia, el enjambre hace el mismo proceso, sólo que ahora en lugar de exaltar difama. El enjambre ataca en grupo: los perfiles falsos se enlazan y se dan la razón unos a otros, tanto para defender un producto como para destrozar a un rival. Ahí emplean abusos verbales o acaban con un tema a base de provocación, aseguró el experto en tecnología».