PULSO
Eduardo Meraz
Agobiado por el cúmulo de asuntos y temas que se le vienen encima, como consecuencia de su inoperancia y desinterés, en una más de sus flagrantes violaciones a la ley, el presidente totalmente Palacio Nacional, esgrime el “rayo restaurador” -Layda Sansores, dixit- y anuncia un plan “C” electoral, como última alternativa para no perder el poder.
Plan consistente en hacer lo que sea necesario hacer -dentro o fuera de la ley- para que las fuerzas políticas diferentes al oficialismo obtengan un solo voto, al más puro estilo de la democracia verdadera de Cuba, donde en las recientes elecciones, el Partido Comunista obtuvo el 100 por ciento de los sufragios y las posiciones.
“Pues que no se vote por el bloque conservador, para que siga la transformación. Ni un voto a los conservadores, sí a la transformación. Ese es el plan C”, señaló el mandatario que no debe ser nombrado -hasta no cumplir los compromisos asumidos, sobre todo en el ámbito de la salud.
El fracaso absoluto de su plan A, la reforma constitucional en materia electoral desechada en el Congreso y el casi seguro rechazo a su plan B, por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, aun cuando pudiera alcanzar cierta mayoría en el Consejo General del INE, pueden verse como posible escenario de lo que puede suceder con el Plan C.
Si como el mismo habitante del palacio virreinal reconoce la existencia de, al menos, 25 millones de personas con un pensamiento distinto al cuatroteísmo, por más que se le considere “hijo del maíz y de los cuatro puntos cardinales”, yo no “C” mañana -a mediados del próximo año- si logrará una elección “zapato” como la cubana.
Considerando el porcentaje de bateo en sus grandes proyectos, donde su macaneo no es como para presumir, el escenario más probable es la suma de un nuevo revés o un triunfo pírrico, al no alcanzar la totalidad de su propósito.
Con el ego descarapelado porque cada vez son menos los ciudadanos convencidos de su proyecto transformador, hoy adelantó -entre líneas- su estrategia para igualar el modelo cubano.
Como primer paso, está la designación de los ampáyeres, consejeros electorales, para que canten a su favor y en contra del equipo rival sin importar si “se extralimitan” en sus facultades y asumen acciones que corresponden a otros poderes.
Dictaminará el “line-up” de su equipo, a pesar de los diferendos internos y cada vez más notorios desacuerdos; designará a los coachees de primera y tercera y se autonombrará como bateador designado.
A la porra y a la tribuna, les regala entradas -apoyos económicos, vía programas sociales-, souvenirs y lunches para tenerlos contentos y se vuelvan una marea de espectadores escandalosos y rijosos hacia los equipos rivales.
En suma, hará hasta lo imposible para conservar el liderato. Han trascendido algunas conversaciones con sus coequiperos en los que les ha dejado claro: cueste lo que cueste, que sumado al no me vengan con el cuento de que la ley es la ley.
Habrá que estar al pendiente de si el presidente sin nombre y sin palabra logra mantener la fidelidad de dos sectores informales en Morena que tienen un peso específico: las fuerzas armadas y la delincuencia organizada. El alto comisionado, el vecino norteño, también jugará un papel relevante, por no ser siempre coincidente con el actuar cuatroteísta.
Yo no “C” mañana si avancen los proyectos presidenciales, si se acabe el modelo actual, pero parece seguro seremos testigos de un festival histórico de “extralimitaciones”.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
El Juez Cuarto de Distrito de Amparo en Materia Administrativa con sede en la Ciudad de México, Ulises Oswaldo Rivera González, otorgó una suspensión definitiva a víctimas de los incidentes en las líneas 3 y 12 del Metro, que obliga al Gobierno de la CDMX y al Sistema de Transporte Colectivo (STC) a dar “mantenimiento adecuado, óptimo, extraordinario y con estricta supervisión a las 12 líneas de este servicio de transporte”.
La chica de la cola de caballo ¿dejará sus giras, para atender este asunto como lo solicita el juez?
@Edumermo